En esta ocasión, a diferencia de lo que sucede en sistemas cerrados, los usuarios pueden instalar y utilizar cualquier tecnología de apoyo existente, ya que al ser un sistema abierto (y con un procesador de tipo X86) las posibilidades pueden ser inabarcables a la hora de valorar su nivel de accesibilidad. Así, si existe una tecnología para el SO que tenga instalado la máquina (sea cual sea el que el usuario haya decidido dejar) será posible incorporar y usar dicha tecnología. Por esa razón podría decirse que, a priori, podría tratarse de una de las plataformas potencialmente más accesibles, ya que la experiencia del usuario puede ser ajustada al máximo, como ocurre en cualquier ordenador personal.

Considerando esta particular situación, derivada de ser un sistema abierto, podría concluirse que el nivel de accesibilidad de la Steam Deck (o de cualquier otro handheld PC) será aquel que se pueda conseguir con el SO subyacente, contando tanto con las tecnologías de apoyo nativas como aquellas de terceros que puedan ser instaladas a posteriori.

Así, para intentar valorar un escenario más limitado, se analizarán las herramientas de accesibilidad ofrecidas por SteamOS en el modo de juego de la máquina (sin contemplar el modo escritorio).

Para empezar, es posible configurar hasta el infinito cualquiera de los periféricos compatibles con Steam Deck, pudiendo mapear botones (o combinaciones de ellos) en cada una de las teclas del mando, teclado o ratón en uso. Por si el usuario no tuviera la experiencia necesaria para lograrlo, existe incluso la posibilidad de seleccionar configuraciones previamente confeccionadas por otros usuarios para ese videojuego. De esta manera, para cada aplicación que el jugador ejecute podrá tener una disposición de controles personalizada, que permite incluso hacer uso de gestos particulares (pulsaciones largas de botón, dobles pulsaciones…), utilizar el giroscopio para controlar la cámara, crear menús virtuales con accesos directos para acciones complejas (como si fueran macros), etc. Todo ello se puede lograr de un modo sencillo haciendo uso del Steam Input, permitiendo incluso aplicar configuraciones diferentes a varios mandos de forma simultánea (bien sean mandos externos o incluso al propio control integrado en la Steam Deck).

Al respecto de los dispositivos de entrada, además de los periféricos externos, también se puede configurar el mando integrado en Steam Deck (con sus botones, teclas de acceso rápido, cruceta, joysticks, giroscopio, gatillos superiores, gatillos traseros traseros…) y/o la pantalla táctil. Todo ello con un nivel de ergonomía y calidad bastante elevado.

En relación con el control, hay que hacer una mención especial a los trackpads facilitados, ideales para operaciones que requerirían del uso de un ratón en un equipo tradicional (útil, por ejemplo, en juegos de estrategia en tiempo real). Se trata de unos rectángulos táctiles situados a ambos lados de la pantalla, con los que es posible interactuar deslizando el dedo (ofrecen feedback mediante vibración variable). La personalización de los trackpads ofrece una gran cantidad de posibilidades, pudiendo fijar acciones concretas con gestos específicos, con pulsación o usando los puntos cardinales (como si se tratase de una cruceta).

Además, cuenta con dos micrófonos que pueden captar sonidos del usuario, por si el juego requiriese de interacción a través de la voz, lo cual es importante para determinados perfiles de discapacidad.

En cuanto a los dispositivos de salida de Steam Deck, además de la pantalla de 7’’ (con un nivel de contraste, resolución, tasa de refresco y brillo más que razonables para estas dimensiones), el dispositivo cuenta con altavoces estéreo (con su correspondiente control de volumen y entrada de auriculares) y con un sistema de vibración (capaz de ofrecer avisos al usuario de forma háptica con una intensidad variable). Con todo ello, será perfectamente posible brindar al usuario la información pertinente de forma simultánea por tres canales distintos: visual, auditivo y háptico.

El nivel de personalización de la experiencia de uso tiene una vertiente más, ya que se puede utilizar cualquiera de los hubs que sean compatibles con las características eléctricas (más allá del docking station oficial ofrecido por Valve) para utilizar monitores externos, TVs, altavoces, teclados, cable de red RJ45, etc.

Además, en los ajustes de la máquina es posible modificar aspectos como el brillo (que puedo incluso dejarse en modo adaptativo, con ajuste automático según la iluminación ambiental) y existen algunos atajos útiles (por ejemplo, con el botón Steam + L1 es posible activar un magnificador de pantalla controlable mediante el trackpad derecho). Si tenemos en cuenta la última revisión de SteamOS, la 3.5.

Para aquellas personas que lo requieran (por ejemplo, perfiles cognitivos con problemas de memoria), existe un modo sencillo de tomar notas mientras se disfruta de cualquier juego, que puede accederse dentro del menú presentado al pulsar el botón rápido de Steam mientras se ejecuta dicho videojuego.

Como punto negativo, aunque se podría instalar el lector de pantalla Orca, el más usado en sistemas de tipo GNU/Linux, Steam Deck no contiene esta herramienta de serie, por lo que un usuario invidente no sería capaz de utilizar la máquina nada más sacarla de la caja.

Además, cabe destacar que algunas personas con perfiles de movilidad reducida podrían experimentar problemas al manipular la máquina, debido a su peso y a sus dimensiones.

Por supuesto, como sucede en otras plataformas, más allá de las herramientas ofrecidas por el sistema de forma nativa, también será posible que algunos juegos ofrezcan sus propias soluciones a barreras de accesibilidad presentes en los mismos.